lunes, 1 de diciembre de 2014

¡La Nueva Jerusalén!

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz en el cielo que decía, he aquí el tabernáculo de dios con los hombres, y el morara con ellos; y ellos serán su pueblo, y dios mismo estará con ellos como su Dios.Enjugará dios toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte; ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: he aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.Y me dijo hecho esta. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. El que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredara todas las cosas, y yo seré su dios, y él será mi hijo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Vino entonces a mi uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y hablo conmigo, diciendo: ven acá, yo te mostrare la desposada, la esposa del cordero.Y me llevo en el espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de dios, Teniendo la gloria de dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; Al oriente tres puertas; al sur tres puertas; al accidente tres puertas.El muro de la ciudad tenia doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres del doce apóstoles del cordero. Y el que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.La ciudad se halla establecida en cuadro, y la longitud es igual que su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.


Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio;Y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era de jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el octavo, berilo;  el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, Jacinto; el duodécimo, amatista.Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla.Y la calle de ciudad era de oro puro, transparente como el vidrio.
Y no vi en ella templo, porque el señor dios todopoderoso es el templo de ella, y el cordero.
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brille en ella; porque la gloria de dios la ilumina, y el cordero es su lumbrera.
Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que estén inscritos en el libro de la vida del cordero.Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como el cristal, que salía del trono de dios y del cordero.En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.Y no habrá más maldición; y el trono de dios y del cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,      Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.No habrá allí más noche; y no tiene necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque dios es el señor los iluminará; y reinaran por los siglos de los  siglos. (Apocalipsis, 21 y 22-1 al 5)

¡Aclaramos! no estamos anunciando acontecimientos, con fechas especificas, "Jesús" dejo una señal para su venida. 


Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), (mateo, 24-15)


Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición. (2 Tes, 2-3)


Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; (mateo, 24-11)



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